Pestañas

Fiesta de la Sagrada– Año A

Luz para quien yace en las tinieblas 
Fernando Armellini


Introducción
“Caza sombras o persigue vientos el que se fía de sus sueños…magia, adivinación y sueños son una falsedad” (Eclo 34,2.5). Los sueños de los hombres pueden ser también aterradores. Tendido en su lecho, Nabucodonosor es víctima de imágenes y visiones nocturnas y, para tener una interpretación, debe recurrir al profeta Daniel.

Cuarto domingo de Adviento– Año A


Jesús, el “Dios con nosotros”
Fernando Armellini

Introducción
             El hijo de la Virgen María tiene un doble nombre: el usado por sus contemporáneos – Jesús, quien libera de los pecados, y aquel que le atribuye el evangelista Mateo – Emmanuel, Dios con nosotros.

III domingo de adviento– Año A

¿Eres tú el que ha de venir?
P. Fernando Armellini

Introducción
             “Apareció’ un hombre enviado por Dios, llamado Juan” (Juan 1,6) Fue enviado para preparar Israel para la venida del Mesías “arrepiéntanse—decía—que está cerca el Reino de los cielos” (Mt 3,2).
             Su mensaje era claro, el lenguaje duro, la propuesta exigente.

Inmaculada Concepción de la Virgen Maria

María, signo de victoria sobre la serpiente

P. Fernando Armellini

             Introducción
             Hay una manera de presentar la figura de María que desalienta en lugar de animar. Se le conoce como la mujer absolutamente excepcional, exenta del pecado original y sus consecuencias trágicas, y eso no se debe a su propio mérito, sino a un privilegio divino único, confirmada en gracia, preservada de cometer errores, bendecida en todas sus obras.
            Nos preguntamos qué tiene en común esta maravillosa mujer con nosotros. Nosotros, los pobres descendientes de Adán, obligados a soportar, sin ninguna culpa, un castigo por el pecado que no hemos cometido. Sentimos envidia por ella, pero poco amor. Ella está demasiado lejos de nuestra condición; ella no es nuestra compañera de viaje en el camino de la fe que, con arduo trabajo, tenemos que andar. Ella no comparte con nosotros dudas, incertidumbres, y también momentos de desconcierto ante la voluntad de Dios.

Primer domingo de adviento– Año A

¡Temed el juicio final de Dios!
P. Fernando Armellini

             Esta es la amenaza que aun usan algunos predicadores para persuadir—cada vez en forma menos eficaz—a alejarse del mal.
             La imagen de un Dios juez está presente en el Evangelio, especialmente en el de Mateo donde aparece casi en cada página. ¿Qué sentido tiene?
             La rendición de cuentas al final de los tiempos está demasiado lejano y es muy débil para ejercer un impacto sobre las decisiones que se toman en el tiempo presente, sobre todo esa sentencia inapelable, de tipo forense, pronunciada por Dios al final de la vida no servirá a ninguno: en ese momento será imposible recuperar el tiempo perdido o usado mal.

34º domingo del tiempo ordinario– Año C


Tiene por trono una Cruz Nuestro Señor el Rey del Universo
P. Fernando Armellini

Introducción
             En Roma gobernaba el emperador Tiberio, cuando en a orilla del río Jordán apareció el bautista. Lo que dice provoca entusiasmo, despierta expectativas, suscita esperanzas. Las autoridades políticas y religiosas se preocupan porque consideran subversivo su mensaje. Dice: ¡El reino de los cielos está cerca! (Mt 3,2). Después de él, Jesús comienza a recorrer ciudades y pueblitos anunciando en todas partes: ¡El tiempo se ha cumplido, el reino de Dios es inminente! (Mc 1,15). A veces dice también: El Reino de Dios está ya en medio de ustedes (Lc 17,21). El reino es el centro de la predicación de Jesús; baste pensar que en el Nuevo Testamento el tema del reino de Dios está presente 122 veces y 90 en boca de Jesús.

33º domingo del tiempo ordinario– Año C


Ánimo, yo estoy con vosotros
P. Fernando Armellini

Introducción
           Cuando acontecen trastornos políticos, como guerras, hambre, pestes y la situación de miseria se convierte en intolerable, se difunden fácilmente rumores sobre el fin del mundo. Para dar crédito a estos delirios los adeptos a estas sectas fundamentalistas utilizan algunos textos bíblicos. El más citado es éste: “Debes saber que en los últimos tiempos se presentarán situaciones difíciles. Los hombres serán egoístas y amigos del dinero, fanfarrones, arrogantes, injuriosos, desobedientes a los padres, in gratos, no respetarán la religión…traidores y atrevidos, vanidosos, más amigos del placer que de Dios” (2 Tim 3,1-4). Estas situaciones de malestar se encuentran en toda época, por eso el que quiere hacer previsiones para el fin del mundo no tendrá problemas en establecer la fecha. Esto es lo que hacen los Testigos de Jehová.

32º domingo del tiempo ordinario - Año C


Entre temores e ilusiones, una sola esperanza
Fernando Armellini

Introducción
La gente de todos los tiempos han debido confrontarse con el enigma angustiante de la muerte y han intentado de todas formas posibles superarlo o al menos exorcizarlo. Los egipcios recurrieron la momificación para conservar el cuerpo sin que se descomponga, crearon ritos, ceremonias, prácticas funerarias complicadas y minuciosas para asegurar al difunto una vida en el mundo de Osiris. La gente de la Mesopotamia hablaban de la muerte como de un descenso al “país sin retorno” y, resignados tuvieron que admitir: “Cuando los dioses crearon la humanidad, hicieron a los hombres mortales manteniendo la vida en manos de ellos”. Otros pensaron sobre la posibilidad de un retorno a la vida de este mundo a través de la sucesión de interminables reencarnaciones.

31º domingo del tiempo ordinario - Año C


Indagados por los hombres, contemplados por Dios
P. Fernando Armellini

Introducción
Sobre una tela blanca nuestra mirada nota de inmediato un puntito negro, una manchita de tierra. Por un extraño automatismo nuestros ojos se fijan inmediatamente en lo que disturba. Pasa que un defecto, una deficiencia, una discapacidad se convierten en inspiración para apodos, alusiones y bromas, a veces inocentes, otras veces sarcásticas.
La mirada de la gente es cruel: se fija, especialmente, en las manchas, los límites, los aspectos defectuosos. Y ¿es también así la mirada de Dios? Si de veras es así, entonces estamos mal parados porque “ni el cielo es puro a sus ojos; ¡cuánto menos el hombre, detestado y corrompido, que se bebe como agua la maldad!” (Job 15,15-16).

30º domingo del tiempo ordinario –Año C


El niño pequeño, modelo del cristiano
 P. Fernando Armellini

Introducción
Un día algunas madres presentaban a Jesús sus niños para que los recibiera en sus brazos y los acariciara (Mc 10,13). Los discípulos que juzgaban inconveniente este gesto de demasiada familiaridad las trataban de mal modo y Jesús reacciona: “De los que son como ellos—dice—es el reino de los Dios”. El episodio se encuentra en los tres sinópticos, pero con una ligera y significativa variante. Mientras que Marcos y Mateo hablan de niños, Lucas dice que a Jesús le presentaban niños pequeños (Lc 18,15).

28º domingo del tiempo ordinario– Año C


De la sanación a la fe
P. Fernando Armellini

Introducción
Podemos correr el riesgo de reducir el mensaje del Evangelio de hoy a una lección de buenos modales, recordar de dar las gracias a quienes nos ayudan. El leproso Samaritano es presentado a veces como un modelo de gratitud y nada más. Interpretado de esta manera, la escena con la que concluye la historia—un grupo de personas inexplicablemente descorteses y un Jesús no muy contento—comunica más tristeza que alegría, mientras que cada página del Evangelio nos habla de alegría. El tema de este pasaje, por tanto, no es la gratitud.

XXVII domingo del tiempo ordinario– Año C

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Jesús no pretende subestimar las buenas obras; no desprecia el trabajo de una persona ni asume una actitud de arrogancia hacia quien se compromete para hacer lo que es bueno. Más bien intenta liberar a los discípulos de una forma de egoísmo peligroso para ellos mismos y para los demás: la autorrealización por sí misma, demasiada preocupación por la salud, la exposición de una conducta impecable. Jesús quiere purificar los corazones de impulsos de imitación y de rivalidad espiritual.
Oración: reconocer a Dios en nuestra historia

 Introducción
La Biblia no dice que Abrahán haya entrado en un santuario para rezar, pero aun así es considerado no sólo como el padre de los creyentes, sino también el modelo del hombre que ora. Es necesario creer para orar, para creer uno necesita rezar. Toda su vida está marcada por la oración; comenzó a seguir a Dios sólo después de que oyó la palabra del Señor; dio pasos luego de recibir de su Dios una indicación sobre el camino.

XXVI domingo del tiempo ordinario– Año C

Gozar de la vida es renunciar a lo superfluo
P. Fernando Armellini

Introducción
           Hubo un tiempo en que Dios aparecía aliado con los ricos: el bienestar, la suerte, la abundancia de bienes eran considerados signos de su bendición.
          La primera vez que la palabra hebrea kesef (que significa plata o más comúnmente, dinero) aparece en la Biblia, se refiere a Abrahán: “Abrán poseía muchos rebaños y plata y oro” (Gén 13,2). “Isaac sembró en aquella tierra y ese año cosecharon un ciento por ciento” (Gén 26,12). Jacob tuvo innumerables propiedades: “bueyes, asnos, rebaños, hombres-siervos y siervas” (Gén 32,6). El salmista promete al justo: “En tu casa habrá riquezas y abundancia” (Sal 112,3).

XXV Domingo del Tiempo Ordinario – Año C


Administradores, no dueños
P. Fernando Armellini

 Introducción
           Salmo 24 – “Del Señor es la tierra y cuanto la llena, el mundo y todos sus habitantes”. El hombre es un peregrino, vive como un extraño en un mundo que no es suyo. Es un trotamundos que atraviesa el desierto. Es dueño de un lote de terreno tanto como sus pies pueden pisar. Pero lo que está más delante ya no es suyo.
    No somos propietarios sino solo administradores de los bienes de Dios. Esta es una afirmación insistentemente repetida a menudo por los Padres de la iglesia. Recordamos uno, Basilio: “¿No eres acaso un ladrón cuando consideras tuyas las riquezas de este mundo? Las riquezas te son dadas sólo para administrarlas”.

XXIV Domingo del Tiempo Ordinario– Año C


Una persona perdida para siempre…sería la derrota de Dios
P. Fernando Armellini

Introducción
“El amor es fuerte como la muerte, la pasión más poderosa que el abismo. Las aguas torrenciales no podrán apagar el amor ni extinguirlo los ríos” (Cant 8,6-7). Con estas célebres imágenes viene descrito en el Cantar de los Cantares la fuerza irresistible del amor. Corre un serio riesgo –lo sabemos– el que se deja envolver en una relación afectiva: el amor presupone la libertad e implica la posibilidad del rechazo y del fracaso. Forman parte también del juego los celos, los tormentos, las ansias, el temor al abandono y todas aquellas emociones que solemos llamar penas de amor. “He sido herida por el Amor”, repite la esposa del Cantar (25,5; 5,8).

XXIII Domingo del Tiempo Ordinario– Año C

La Cruz, una ignominia convertida en signo de “Gloria”

P. Fernando Armellini


Introducción
          Es famoso el dicho de un padre del desierto: “Llegará un día en que los hombres enloquecerán. Y al ver a uno que es cuerdo, se volverán contra él diciendo: ‘¡tú estás loco!’, por ser diferente de ellos. Pablo ha pasado por esta experiencia: “Los judíos piden milagros, los griegos buscan sabiduría mientras que nosotros anunciamos un Cristo crucificado, escándalo para los judíos y locura para los paganos” (1 Cor 22-23). ¿Dónde está la verdadera sabiduría? La lógica de la cruz no es la del mundo… y el hombre crece asimilando la lógica del mundo. Cuando le viene anunciada la “locura de la cruz” es normal, e incluso saludable, que se enfrente con la duda y la perplejidad y que se detenga a reflexionar sobre la decisión a tomar.

XXI Domingo del Tiempo Ordinario, Año C

 Todos serán bienvenidos, pero atentos a no llegar tarde
Fernando Armellini

Introducción
          “Ensancha el espacio de tu tienda, despliega sin miedo tus lonas, alarga tus cuerdas, cava bien tus estacas porque te extenderás a derecha e izquierda” (Is 54,2-3). Esta es la invitación que el profeta dirige a Jerusalén encerrada en un apretado cerco de murallas. Se han terminado los tiempos de nacionalismos estrechos; se abren nuevos e ilimitados horizontes: la ciudad debe prepararse para recibir a todos los pueblos que vendrán a ella porque todos, no solo Israel, son herederos de las bendiciones prometidas a Abrahán.

XX Domingo del Tiempo Ordinario, Año C

Un único destino aúna a los profetas
Fernando Armellini
 
Introducción
          Sorprende la facilidad, la rapidez con que el escepticismo, el descrédito y la irrisión logran enfriar los entusiasmos, apagar los ideales, hacer inocuas las enseñanzas más nobles. Hemos conocido a jóvenes quienes, movidos por una pasión sincera, se habían empeñado en construir un mundo nuevo y una iglesia más evangélica. Pocos años después, han amainado las banderas y renunciado a los sueños. Se han acomodado a la “respetabilidad” imperante, a lo que antes consideraban fútil, efímero, banal. ¿Por comodidad, por oportunismo? Algunos quizás sí, pero otros han renunciado con profunda amargura a impulsos y proyectos juveniles porque…se han dejado llevar, en primer lugar, del desaliento, y después de la resignación. No habían tenido en cuenta a la oposición, los conflictos, las dificultades y han terminado por tirar la toalla.

XVIII domingo de tiempo ordinario– Año C


Acumular bienes para uno mismo: ¡Una locura!
 Fernando Armellini

Introducción
          Tres veces, en el evangelio de Lucas, se le pide a Jesús indicaciones acerca de la herencia. “¿Qué debo hacer para heredar la vida eterna?”, pregunta primero un doctor de la ley (Lc 10,25) y después un notable (Lc 18,18). Jesús responde a ambos explicando detalladamente cuáles son las condiciones para tener parte en esta herencia.

XVI Domingo del Tiempo Ordinario– Año C

Cristo, huésped pero no para un día
P. Fernando Armellini

Introducción

             “Ante ti somos emigrantes y extranjeros, igual que nuestros padres. Nuestra vida terrena no es más que una sombra sin esperanza” (1 Cr 29,15). En estas palabras de David se capta la lección que Israel ha asimilado de la experiencia del desierto: ha vivido en tiendas, sin morada fija, ha pedido hospitalidad a otros pueblos (frecuentemente rechazada cf. Nm 20,14-21) y así ha aprendido a apreciar la hospitalidad.

XV Domingo del Tiempo Ordinario– Año C

Para heredar la vida…
P. Fernando Armellini


 Introducción

          Amar a Dios carecía de sentido para los antiguos griegos. Los dioses podían amar a las personas humanas manifestándoles su predilección y concediéndoles especiales dones y favores. Como señal de reconocimiento, esperaban de las personas privilegiadas por los bienes recibidos, sacrificios y holocaustos. Un reflejo de esta mentalidad se encuentra en algunos textos del A. T. Por boca del profeta Malaquías, el Señor se lamenta de los despreciables holocaustos que le ofrecen los sacerdotes: “El hijo honra a su padre, el servidor a su señor… ¿Dónde está el honor que me pertenece?” (Mal 1,6).

XIV Domingo del Tiempo Ordinario– Año C


Vengo a ofrecerte la paz
P. Fernando Armellini


Introducción

          “No tengo paz”. Es la confidencia que más de uno nos ha hecho en momentos de particular desaliento. Quizás la amiga que ha interrumpido una maternidad no deseada, o el cónyuge envuelto en otra relación afectiva inmanejable, o el vecino de casa atormentado por el deseo de vengarse de un agravio sufrido e imposibilitado de hacerlo, o la mujer de la calle humillada y explotada.

Santísima Trinidad – Año C


¿Un Dios solitario o un Dios comunión?
P. Fernando Armellini
Introducción
           ¿Cuál es el carnet de identidad de los cristianos? ¿Qué característica los distingue de los creyentes de otras religiones? No el amor al prójimo; otras religiones, lo sabemos, hacen el bien a los demás. No la oración, también los musulmanes oran. No la fe en Dios, incluso los paganos la tienen. No basta creer en Dios, lo importante es saber en qué Dios se cree. ¿Es una “entidad” o es “alguien”? ¿Es un padre que quiere comunicar su vida o un potentado que busca nuevos súbditos?
           Los musulmanes dicen: Dios es el absoluto. Es el creador que habita allá arriba, que gobierna desde lo alto, no desciende nuca, es juez que espera la hora de pedir cuentas. Los hebreos, por el contrario, afirman que Dios camina con su pueblo, se manifiesta dentro de la historia, busca la alianza con el hombre.

IV Domingo de Cuaresma Año C


¿Pecado? Un infierno del que el amor del Padre nos libera
P. Fernando Armellini

Introducción
  Jesús reveló que Dios es amigo de publicanos y pecadores (cf. Lc 7,34; Mt 9,12-13). Pero ¿cuánto tiempo durará? ¿No llegará el día en que vaya a cambiar de actitud hacia ellos?
  Alguien responde a esta pregunta: los pecadores tienen tiempo hasta el final de sus vidas para convertirse, y eso es todo. En el momento del ajuste de cuentas Dios deja de ser bueno y se convierte en un juez justo. 
  Este cambio de actitud de parte de Dios (si es que ocurre), nos puede dejar sorprendidos y desconcertados. Aquí en la tierra, Jesús acepta invitaciones de publicanos y pecadores, frecuenta sus hogares, toma parte en sus celebraciones, come con ellos y, a continuación, en el cielo, les niega un lugar en su banquete y los manda fuera. Un comportamiento difícil no sólo de aceptar sino también de entender.

III Domingo de Cuaresma Año C


Las misteriosas razones del corazón
Por Fernando Armellini

             Introducción
             Frente a la injusticia muchos se dejan llevar de la venganza, llegando a cometer actos insensatos.
             Existe otra posible alternativa: el desinterés. Es la opción de quien se encierra en su pequeño mundo, evita comprometerse, aunque solo sea emocionalmente, con los dramas ajenos, a no ser que los acontecimientos políticos les afecten en su vida personal o familiar.
             ¿Qué hacer? La realidad, social, política y económica del mundo nos interpela, no podemos desinteresarnos, alejarnos de ella, observarla desde afuera como espectadores inertes. Pero ¿cómo intervenir?
             Existe un modo correcto de hacerlo: lo sugiere hoy la palabra de Dios.

II Domingo de Cuaresma Año C


Las misteriosas razones del corazón
P. Fernando Armellini

          Introducción
          Perder la cabeza por alguien significa, en lenguaje, popular enamorarse. El impuso de amar no niega lo racional, sino lo sobrepasa, abre horizontes, remonta el vuelo hacia un mundo de insospechadas emociones.
           La fe es una elección ponderada, Jesús lo advierte a aquellos que quieren convertirse en discípulos suyos: “Si uno de ustedes pretende construir una torre ¿No se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla? (Lc 14,28). Pero es también un fiarse completa e incondicionalmente de Dios, un impulso de entrega hacia él que requiere, por consiguiente, despojarse de este mundo y de su lógica, es un perder la cabeza.

I Domingo de Cuaresma Año C

La tentación, oportunidad más que peligro
P. Fernando Armellini

Introducción
          Del análisis de los textos bíblicos emerge un dato curioso: los impíos nunca son tentados por Dios; la tentación es un privilegio reservado de los justos. Ben Sira, autor del libro de Eclesiástico, recomienda al discípulo: “Prepárate para la prueba…Acepta todo cuanto te sobrevenga, aguanta la enfermedad y la pobreza, porque el oro se prueba en el fuego y los elegidos en el horno de la pobreza” (Eclo, 2,1.4-5). Las desgracias y fracasos ponen a dura prueba la fidelidad al Señor, pero también la fortuna y el éxito pueden constituir una amenaza para la fe.

8º Domingo de Tiempo Ordinario– Año C


Hay un solo Maestro
P. Fernando Armellini

             Introducción
              Como todos aquellos que enseñan el camino de Dios, como los doctores del templo a los que Jesús, de doce años, fue a escuchar (Lc 2:46), como el Bautista (Lc 3:12), como Nicodemo (Jn 3:10), así también Jesús es llamado ‘maestro’ por la gente. De hecho, si excluimos los casos que acabamos de mencionar, este término (que aparece 48 veces en los Evangelios) siempre se refiere a él y solo a él.

6º domingo de Tiempo Ordinario– Año C

Las Bienaventuranzas: Una Buena Noticia
P. Fernando Armellini

Introducción
          Quién tiene dinero para invertir, no confía en el primer lanzamiento de ventas que está en la calle. Solicita información, busca el asesoramiento de algunos expertos en economía, comprueba qué acciones están caídas y cuáles están aumentando, lo que da mayor fiabilidad y cuáles están a la venta. Sólo al final, después de una cuidadosa consideración de los riesgos, elige qué comprar.

3 Domingo de Tiempo Ordinario – Año C


Tu palabra: Alegría de mi corazón, luz para mis pasos
Fernando Armellini

Introducción

El Dios de Israel “lo dijo y existió” (Sal 33,9). Los ídolos Tienen boca, pero no hablan” (sal 115,5). Por esto son incapaces de socorrer, de proteger, de realizar prodigios.
           Las palabras del hombre pueden ser “discursos vacíos” (Job 16,3), la de Dios es, por el contrario, “viva y eficaz” (Heb 4,12). Es como la lluvia y la nieve que descienden del cielo y no regresan sin haber regado la tierra, sin haberla fecundado y hecho germinar (cf. Is 55,10).
           No actúa de modo mágico, sin embargo, está dotada de una energía irresistible y, cuando cae en un terreno fértil, cuando viene escuchada con fe, produce efectos extraordinarios: “¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen!” (Lc 11,28).
          El lugar privilegiado para esta escucha es el encuentro comunitario.

2º Domingo en Tiempo Ordinario – Año C

Amarte es una fiesta
P. Fernando Armellini
Boda en Caná de Galilea Juan 2,1-12


Introducción

          Una de las características de las religiones paganas era el miedo a la divinidad, miedo que se intentaba exorcizar mediante la observancia meticulosa de prácticas, tabúes, ritos purificatorios. Pablo llama “cárcel” a esta época en que las personas eran esclavas de los “elementos del mundo”, se fiaban de “poderes débiles e indigentes” (cf. Gal 4,3-9). 

Bautismo del Señor


"Este es mi Hijo..."
P. Fernando Armellini

           Introducción
           Los lugares bíblicos tienen con frecuencia un significado teológico. El mar, el monte, el desierto, la Galilea de las naciones, Samaria, las tierras al otro lado del lago de Genezareth son mucho más que simples indicaciones geográficas (a menudo ni siquiera exactas).
           Lucas no especifica el lugar del bautismo de Jesús; Juan, sin embargo, lo especifica: “tuvo lugar en Betania, al otro lado del Jordán, donde Juan estaba bautizando” (Jn 1,28). La tradición ha localizado justamente el episodio en Betábara, el vado por el que también el pueblo de Israel, guiado por Josué, atravesó el río, entrando en la Tierra Prometida. En el gesto de Jesús se hacen presentes el recuerdo explícito del paso de la esclavitud a la libertad y el comienzo de un nuevo éxodo hacia la Tierra Prometida. Betábara tiene otra particularidad menos evidente pero igualmente significativa: los geólogos aseguran que este es el punto más bajo de la tierra (400 m bajo el nivel del mar).
           La elección de comenzar precisamente aquí la vida pública, no puede ser simple casualidad. Jesús, venido de las alturas del cielo para liberar a los hombres, ha descendido hasta el abismo más profundo con el fin de demostrar que quiere la salvación de todos, aun de los más depravados, aun de aquellos a quienes la culpa y el pecado han arrastrado a una vorágine de la que nadie imagina que se pueda salir. Dios no olvida ni abandona a ninguno de sus hijos.