P.
Fernando Armellini
Introducción
Hubo un
tiempo en que Dios aparecía aliado con los ricos: el bienestar, la suerte, la
abundancia de bienes eran considerados signos de su bendición.
La
primera vez que la palabra hebrea kesef (que significa plata o más comúnmente,
dinero) aparece en la Biblia, se refiere a Abrahán: “Abrán poseía muchos
rebaños y plata y oro” (Gén 13,2). “Isaac sembró en aquella tierra y ese año
cosecharon un ciento por ciento” (Gén 26,12). Jacob tuvo innumerables
propiedades: “bueyes, asnos, rebaños, hombres-siervos y siervas” (Gén 32,6). El
salmista promete al justo: “En tu casa habrá riquezas y abundancia” (Sal
112,3).