La
alegría de descubrir un tesoro
P.
Fernando Armellini
Introducción
El
arqueólogo Carter se quedó momentáneamente sin palabras, estupefacto, casi
paralizado, cuando, habiendo introducido una luz a través de una apertura de la
tumba inviolada de Tutankhamón, vislumbró el tesoro más rico jamás descubierto.
Ansiosos de saber qué había visto, los tres amigos que estaban con él le
interrogaban con insistencia. Carter pudo solamente articular estas palabras:
“cosas maravillosas, cosas maravillosas”. Si no hubiera sido por este tesoro de
Tutankhamón, del faraón de la XVIII dinastía, muerto a los 19 años, apenas si
recordaríamos hoy su nombre.
Salomón
vivió en el lujo: “Acumulé oro y plata, tesoros y propiedades; me procuré
cantantes y coristas, y lo que más deleita a los hombres, vinos y mujeres” (Ecl
2,8), pero no fue esto lo que le hizo famoso.